Teatro Alhambra, Granada. Pasan pocos minutos de las nueve de la noche, la hora prevista para la presentación en directo del nuevo disco de Sr. Chinarro, Perspectiva Caballera, y la pequeña multitud que ha ido ocupando el graderío aguarda expectante. No en vano, sobre el encuentro con estas nuevas canciones parece sobrevolar, en realidad, la expectativa de un reencuentro, y la sensación de que nos encontramos ante un nuevo punto de inflexión en la brillante carrera de Sr. Chinarro, tan pródiga en cambios de rasante. El desarrollo del concierto se encargará de evidenciarlo.
Antonio Luque viene acompañado por la guitarra de Jordi Gil, productor de sus discos El mundo según, Ronroneando y Presidente, y por el bajo de Javi Vegas (Maga). La batería, en cambio, no la ocupa Pablo Cabra (Maga), otro de los vértices de la que ha sido su banda en los mejores discos de su última etapa, y con la que ha vuelto a grabar en Perspectiva Caballera, sino que se hace acompañar para la ocasión por el granadino Antonio Lomas (Lory Meller y Grupo de Expertos Sol y Nieve). Con estos mimbres se planta sobre el escenario, tan tímido como siempre, aunque esforzado y dicharachero, ante la mirada entomológica de los espectadores, sentados confortablemente en las butacas del teatro, un hábitat hostil a todas luces para una banda de estas características.
Abren con Estrenos TV, de su aclamado disco El porqué de mis peinados (Acuarela, 1997), y continúan disparando a discreción con fuego amigo, tocando la demoledora Dos besugos, el primer corte de su disco de 2005 (mejor disco nacional del año, según Rockdelux) y del que también tocaran, en la recta final del concierto, El rayo verde. A partir de aquí comienzan a asomar la cabeza las nuevas canciones, entre las que irán intercalando algunas de las más populares de su carrera, excluyendo del repertorio sus dos últimos discos publicados: el prescindible Menos Samba (Mushroom Pillow, 2012) y Enhorabuena a los cuatro (Mushroom Pillow, 2013), el disco que pagó los platos rotos. Suenan Viaje astral y la estupenda Mudas y escamas, cuyo estribillo recuerda los ritmos de uno de sus mejores discos El ventrílocuo de si mismo (Acuarela, 2003), donde su personal manera de escribir, basada en el uso y el abuso del equívoco (antanaclasis), alcanzará su máximo esplendor. Continúan con Mi sapo, la primera canción que conocimos de Perspectiva caballera (VEEMMM, 2014), para tocar, acto seguido, una de las canciones más recordadas de su época en Acuarela, Quiromántico (El porqué de mis peinados), un guiño a sus incondicionales, pues es conocida su reticencia a incluirla si no hay teclados sobre el escenario. Famélicos famosos, Ácido fórmico, Nod, y Droguerías y farmacias, serán las elegidas para terminar de mostrar las armas con las que se presenta Perspectiva Caballera en directo.
No faltarán canciones de El mundo según (Mushroom pillow, 2006), también considerado mejor disco del año por Rockdelux, como esplendor en la hierba, El lejano oeste, El rayo verde y Del montón, una de las cinco canciones versionadas por Destroyer, en su inesperado Five Spanish Songs (Merge/Dead Oceans, 2013). Otra de las canciones en las que puso el ojo Dan Bejar, Babieca, volvió a poner los pelos de punta al respetable; y, tras ella, Una llamada a la acción, también del disco Presidente (Mushroom pillow, 2011). Cayeron además la primera y la última canción de Ronroneando (Mushroom pillow, 2008), Los Ángeles (ya en los bises) y El alfabeto morse. La maravillosa Cero en gimnasia, del mítico y cotizadísimo ep La pena máxima (Acuarela, 2000) sonará en los bises, para regocijo de sus seguidores más fieles.
Sr. Chinarro ha presentado un trabajo robusto, en el que brilla, una vez más, el singular talento de Antonio Luque a la hora de componer canciones. Vuelven los temas y los motivos, sus recurrentes ajustes de cuenta con el pasado y su mirada descreída hacia el mundo que le rodea. No solo su look, un tanto Robinson Crussoe, también sus canciones nos hablan de naufragios familiares y sentimentales, historias cotidianas de un superviviente del indie español que vuelve a retratar, una vez más, las tribulaciones y las miserias propias de nuestro tiempo, con sentido del humor y un toque certero de mala leche.
Es innegable, y algunas de las nuevas canciones que sonaron en el Teatro Alambra son prueba de ello, que su orientación natural hacia la rima y el ritmo son de raigambre flamenca (“Oh, sushi venenoso/ pez perezoso/ las olas del paseo/ se van al foso” (mudas y escamas). Lo andaluz en las canciones de Sr. Chinarro no es (solo) una temática, ni un deje, es una conexión íntima, más o menos soterrada, con unos ritmos y una idiosincrasia propia de su tierra, y de los que Antonio Luque, como su amigo J, acostumbra a extraer oro puro, a pesar de la cernudiana relación amor-odio que mantiene con su patria chica y, dicho sea de paso, con cualquier patria que se le ponga por delante. De no haber nacido en Sevilla las minas serian otras, podría ser un Greg Weeks en Philadelphia, un Sergio Algora en Zaragoza, o cualquier otro nombre con quilates, brillando desde una perspectiva completamente diferente, aunque no menos caballera.
Lugar: Teatro Alhambra (Granada)
Fecha del evento: 27 de octubre de 2014
Texto: David Cedeño
Fotografías: jmceca
