Después de una semana de curro hasta arriba con el pesado de turno comiéndote la oreja, la amatxu jorobada así que toca atenderla, un día de lluvia que no motiva nada para salir y encima el fregador atascado que no veas que mala hostia me pone. Me dirijo al concierto de Navarone no con muchas ganas la verdad. El grupo telonero Sholl tampoco es que me consiga animar mucho. Los tíos ponen ganas no cabe la menor duda. Presentan “Una Año de guerra”. Eso es lo que llevan tocándolo nos dice el cantante. Rock cantando en castellano. No sé. Los Héroes del Silencio podían ser una referencia pero seguro que se lo preguntas a ellos y te dicen que ni hablar. Las dos últimas canciones si consiguen que la cosa me atraiga más. Eso sí, nunca había visto a un bajista tocar tres bajos diferentes en mi vida. Vaya despliegue de medios.
Salen los holandeses ante una sala desangelada. Van engrasando la maquinaria con “Highland Bull” y “The Red Queen Effect”. El grupo no se corta y se muestra muy animados y entre ellos hay mucha complicidad. Con “Black and Blue” me quitan la pereza de un plumazo y ya piensas vaya pedazo de banda. La energía que desprenden te va succionando, te envuelve y te atrapa. Un cantante enorme. Vaya voz. La domina a la perfección, forzándola o no según requiere la canción El tío se mueve como pez en el agua sobre el escenario. Dos guitarras exquisitos que dominan sus instrumentos y el terreno que pisan. Y una base rítmica precisa, conjuntada y contundente.
Más madera con “On My Knees”. Brutales. Un empiece para poner las pilas al personal. Lástima de asistencia. Después del tema nuevo “Soon I’ll Be Home” que suena de maravilla llega “Leave” que es una pasada con una demostración del cantante que te deja anonadado. Y en “December” es el rubio guitarrista es el que se sale con unos punteos de traca. Su música te va directa al estómago, te sube por la espalda con unos cosquilleos que pocas veces sientes y te estalla en el puto cerebro. Más de lo mismo con “Indigo Blues”. Otro tema nuevo “Sell My Blues” que presagia que el siguiente disco los tiene que poner en el sitio que merecen. Llega la versión de la noche con el “Thunderstruck” y como por arte de magia reaparecen las cámaras de fotos como si al hacer la foto se grabase la canción en la misma. Pletóricos. Para la recta final la gozada de “Wander” y “Sage” con ese empiece tan brutal para luego desarrollar una parte donde las guitarras con sus peladeras y otros chismes tienen su protagonismo creando un ambiente diferente en el tema para volver otra vez la energía bruta con el grupo lanzado a tumba abierta.
Salgo en una nube. Si alguien me pregunta en ese momento cual es el mejor bolo que he visto en mi vida les digo a ojos ciega el de Navarone. ¿Que decía al principio?. Se me han olvidado todos los males. El poder curativo de la música.
Lugar: Sala Azkena (Bilbao)
Fecha del evento: 18 de febrero de 2016
Texto: Antonio López
Fotografías: David Mars