Ayer llegué a casa con una sonrisa. Un buen sabor de boca continuaba instantes antes de irme a la cama.
Segunda jornada del Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz. De vuelta a Mendizorroza; allí estabamos citados para ver y escuchar a José James y a Hiromi the Trio Project.
Esta vez el reciento no estaba lleno aunque hubo buena entrada. Quizás la abundancia de conciertos hace que la gente se reserve para su preferido, aunque en mi opinón el que decidió prescindir de este concierto se equivocó.
Empezaré en el mismo orden que el concierto, hablando primero de José Jamés.
En la formación: piano, contrabajo, batería y voz. Desde el princio hicieron referencia a Billie Holiday, a la cual dedicaron el concierto (al igual que su último disco homenaje).
La variedad de estilos estuvo muy presente, desde el jazz más clásico, pasando por el blues, soul, algo de pop e incluso algo de hip hop en la voz.
La influencia de Billie Holiday estuvo más presente al inicio del concierto con un jazz fácil de escuchar, preparando los oídos para, poco a poco, empezar a aportar personalidad propia a los temas.
La voz de José es muy peculiar, no tiene (o por lo menos no muestra) una gran tesitura, su expresividad se refleja más en el ritmo, en la forma de sostener las notas y en el matiz piano a forte. Sin duda su forma de cantar fue la gran protagonista. La mayoría de solos fueron de voz, improvisando con total libertad haciendo lo que le daba la gana, con notas picadas, contratiempos, salirse del tempo, casi recitando al estilo hip hop, notas sostenidas…, asumiendo el riesgo de mostrar al público algo no muy habitual que puede crear reacciones imprevistas.
La armonía la aportaba (como no) un piano (Steinway) que ocupó el segundo lugar en protagonismo. Rellenando los huecos que dejaba la voz y construyendo la base sobre la que José cantaba. La interpretación fue bastante buena, si bien no mostró un virtuosismo excesivo y los solos mayoritariamente eran melódicos con abundante uso de escala de tonos (fueron varias veces las que uso este recurso de manera muy evidente). No obstante cumplió perfectamente con su cometido y aportó un sonido bonito con calidad.
El bajista y bateristas correctos, con buenas interpretaciones. El bajista alternó entre el contrabajo y el bajo eléctrico. Personalmente me quedo con el primero. Tuvo la ocasión de marcarse un solo y lo hizo bastante bien cantándolo al mismo tiempo.
El batería acompañó perfectamente adaptándose a todos los estilos, desde la suavidad de las escobillas hasta los golpes contundentes de caja con las baquetas.
Quizás el momento más “pachanguero” fue cuando José cogió la acústica y el sonido cambió con un toque más popero y una armonía “típical facilona” I VI II V. En mi opinión esto fue el momento de menor calidad del concierto.
Finalizó el concierto con su tema el Strange Fruit, un juego de voces donde el mismo va grabando los coros para luego cantar sobre esa base. Quizás un final un poco extraño que te deja un poco aturdido. Escúchalo a ver que te parece…
Después del descanso Hiromi hizo presencia en el escenario. ¡Vaya si hizo presencia!.
Como buena japonesa que es, cambió el Steinway por un piano Yamaha CFIII-S que nada tiene que envidiar al anterior. Encima del Yamaha había un Nord Lead 2, que en mi opinión sobra.
En esta ocasión se presenta en un trío con Anthony Jackson al bajo y con Simon Phillips a la batería (casi ná!).
La chica muy maja y educada se ganó al público en seguida hablando en español, con una voz suave y casi tímida. Su interpretación al piano es de todo menos tímida.
Comenzarón con toda la energía posible dejando al público perplejo. Aquí, la multitud de recursos de Hiromi se hizo patente desde el primer minuto.
Potencia, control, expresividad, escalas, melodías, armonías, percusión, rasgado de las cuerdas con la mano…, sencillamente no creo que haya nada más que se le pueda hacer a un piano para sacarle todo el partido. Una técnica absolutamente precisa, con un control de los matices exquisito, capaz de tocar desde el más sutil pianísimo hasta el más fuerte de los fortísimos profundo con una belleza inigualable. El control e independencia de las manos era asombroso, a veces parecía escuchar a 2 pianos simultáneamente.
Lejos de ser el típico robot que toca todas las notas pero sin gracia, Hiromi transmite musicalidad y buen gusto con una energía vigorosa pero también con calma y sosiego. Durante el derroche de recursos infinitos me vino a la mente Art Tatum, cuando Hiromi usó escalas cromáticas descendentes con una soltura que asombraría al propio Tatum (y sé que esto es mucho decir). No obstante Hiromi ha sido alumna de Oscar Peterson a su vez seguidor de Art Tatum. También tuve recuerdos de Nina Simone por la forma de usar los acordes en los solos. En definitiva podría recordar a muchos pianista de jazz, parece que se ha atribuido los recursos de todos para crear su propio lenguaje.
La variedad de estilos también fue brutal comenzando con un jazz moderno y trepidante pasando por sonidos soul, riffs bluseros y sonido smooth jazz. Si uno cierra los ojos no se imagina que haya una intérprete japonesa, más bien pensaría que está en New York ya que el sonido americano fue evidente en bastantes ocasiones.
Hiromi se quedó sola en el escenario y puso un momento de pausa y relax interpretando al piano muy suavemente y con muchísimo gusto. Era un placer estar allí escuchando esa música. No se oía ni un solo ruido en el público. Todos estábamos con la boca abierta dejando que las notan atravesaran la piel para llegar hasta dentro.
Temas como Spirit muestran el lado más sensible y facilmente escuchable en el repertorio de Hiromi, otros como Seeker también son de esos temás que enganchan y son algo más comerciales por utilizar recursos más fáciles para oídos no acostumbrados a un jazz moderno.
Si quieres escuchar algo potente escucha Alive o Caravan, pero como ella mismo dijo “¡Abróchense los cinturones que vamos a despegar!”.
En el bajo Anthony Jackson acompañó y no destaco especialmente (no necesita destacar a estas alturas), con su bajo característico de 6 cuerdas. También tuvo sus momentos aunque no es tan explosivo como Hiromi que no paraba de gesticular y levantarse constantemente del piano. Se marcó algún solo bonito pero nada de alargar excesivamente su momento. Por supuesto su interpretación impecable pero eso no hay ni que decirlo.
En la batería Simon Phillips resistió toda la energía y si acaso añadió más aún. Con una batería de doble bombo más propia de un concierto heavy la percusión fue perfecta, potente y al mismo nivel que el resto de compañeros. Es increíble como pueden entenderse en ciertas canciones de ritmos complejos apoyándose en los arreglos y cortes. El set de batería es mejor verlo en las fotos que describirlo. Tengo que decir que usó absolutamente todo con maestría.
En definitiva un trío increíble que te dejará una sonrisa en la boca durante un tiempo.
Ah! antes dije que el Nord sobra en mi opinión, Hiromi lo uso poco haciendo acordes a contratiempo, pero el sonido de sintetizador se queda insignificante y casi feo comparándolo con el resto de instrumentos y la capacidad sonora de ese pedazo de piano.
Lugar: Mendizorroza (Vitoria)
Fecha del evento: 15 de julio de 2015
Texto y fotografías: gonzacid