Del mismo modo que en los 80 un cierto tipo de cine, principalmente norteamericano, se denominaba “independiente” para marcar distancia con lo que venía producido por la industria hollywoodiense, también una serie de pequeños sellos musicales pronto comenzaron a promocionar lo que hacían con esa nueva etiqueta: lo cual parecía garantizar unas dosis mayores de autenticidad y de frescura. Eran independientes de las grandes corporaciones, outsiders dentro de la industria.
Esto también significaba que tenían menos dinero, que todo era más artesanal, que practicaban el “Do It Yourself”, y que finalmente sus productos eran mucho más sencillos, rudos y directos. No hace falta explicar aquí cómo lo “independiente” y lo “indie” se convirtió después en una marca más, y las grandes compañías, tanto de Hollywood como de la industria del disco, trataron de apropiarse de ese espíritu creando artificialmente sus propios “pequeños” sellos y estudios subsidiarios.
1 marzo: the mani-las, lukiek y dekot
7 marzo: tulsa, maria josé llergo y faz