El pasado viernes 16 tuvimos la ocasión de poder disfrutar de la actuación de Christina Rosenvinge en un emplazamiento fantástico como el guggenheim, dentro del programa Art After Dark, que cada mes nos da la oportunidad de disfrutar del arte y la música.
No fue un concierto largo, alrededor de una hora, y Christina vino únicamente acompañada por Emilio Sainz a la guitarra, con una puesta en escena sencilla y en una gira que no les está dejando tiempo para respirar con conciertos esos días en Huesca y Donosti como nos comentó entre canción y canción.
No les faltó volumen sin embargo para hacer un buen repaso por su discografía, comenzando con “alguien tendrá la culpa” de su último disco y pasando por “la distancia adecuada” o “eclipse”, finalizando con un desgarrador teclado, de “tu labio superior”, “canción del eco” de “la joven dolores”, que resonó aún más onírica si cabe bajo las estructuras poliédricas del museo, o rescatando “mil pedazos” de “christina y los subterráneos”.
En todas ellas, como la propia Christina nos trasladó, se habla de parejas, de rupturas, reconciliaciones, unas veces desde el rencor y la melancolía y otras desde la distancia y tratando de reconciliar.
Eso precisamente es lo que pretende art after dark, reconciliar o reconocer a la música como otra faceta artística junto a la pintura o escultura. Fue un placer poder perderse por las esquinas y pasillos del guggenheim mientras la voz de Christina resonaba por sus paredes. Una forma de potenciar quizás la visión de las obras de Albert Oehlen o Francis Bacon entre otros.
Lugar: Guggenheim (Bilbao)
Fecha del evento: 16 de diciembre de 2016
Texto y fotografía: Lorenzo Pascual