El pasado sábado 8 de noviembre, teníamos una cita en el Kafe Antzoki para ver al inimitable Albert Plá. Tratar de explicar quién es este señor a alguien que no le conoce no es tarea fácil. No se trata de un cantautor al uso. Es actor, compositor, cómico, cantante y sobre todo un provocador nato, con un sentido del humor tan perverso y atrevido que le convierte automáticamente en un outsider.
Eran más o menos las 22:15 y el Kafe Antzoki presentaba un lleno casi total. Entre el público pude ver a Francis Díez, de Doctor Deseo. Sobre el escenario, un sofá sobre el que reposaban dos guitarras y mucho humo. La aparición de Albert Plá fue celebrada por un público entusiasta. La vestimenta de este singular showman era tan imposible como viene siendo habitual en él, pero en esta ocasión además se presentó con unas catiuscas dignas de mención.
Albert Plá es de esos personajes que no necesitan abrir la boca para que la gente ya se empiece a reír con él. Bastó que saludara al público con esa aparente inocencia tan suya para que las primeras risas se empezaran a escuchar.
Comenzó jugando con las luces y la máquina de humo y rápidamente empezó a contar sus historias salvajes repletas de un humor corrosivo, provocador y brutal escupido con su vocecita susurrante y aniñada. A partir de ese momento las carcajadas del público fueron un continuo hasta el final del concierto hasta el punto de que a veces era imposible escuchar la siguiente frase o verso.
En esta ocasión, Albert Plá ofreció un concierto al uso, dentro de las peculiaridades de lo que supone un concierto de este señor. En otras giras, Plá ofrece actuaciones más teatrales, representando una obra salpicada de canciones. No obstante, en Albert Plá siempre hay un componente teatral y de representación de sus canciones.
A los pocos minutos de actuación en solitario, el artista catalán presentó a su habitual acompañante Diego Cortés, ese extraordinario guitarrista flamenco que a mitad de actuación se marcó un solo que dejó boquiabierto y extasiado a todo el público congregado. El resto del concierto fue casi al completo un mano a mano entre Albert Plá y el acompañamiento de Diego Cortés, en el que el primero centró el repertorio en sus canciones en castellano (Plá tiene un amplio repertorio también en catalán) más festivas, humorísticas (sin olvidar el componente sarcástico, ácido y provocador) dejando de lado su vertiente más oscura y siniestra.
En este sentido, a lo largo de la noche se pudieron escuchar temas de sus primero trabajos en castellano como “El bar de la esquina”, “Añoro”, “Sufre como yo”, “Marcelino Arroyo del Charco” o “Veintegenarios”, temas de su cosecha de los años noventa pertenecientes a los álbumes “No solo de rumba vive el hombre” (1993), “Supone Fonollosa” (1995) y “Veintegenarios en Alburquerque” (1997). Tampoco faltaron dos de sus versiones clásicas: “Soy rebelde”, escrita por José Luis Perales y que popularizó Jeanette y “Walk on the wild side” de Lou Reed.
Entre el repertorio más reciente sonó “La diferencia”, “La colilla”, la muy celebrada “Teófilo Garrido” (que incluyó una desternillante explicación de los preparativos necesarios para una buena manifestación) o la inédita y divertidísima “Novia 100 ojos” que lleva años interpretando en directo.
A lo largo de la noche, Albert Plá se subió en el sofá, se colocó una corona con luces, se paseó entre el público y consiguió sacar carcajadas de todos los presentes. En total fue algo más de hora y media de concierto que se cerró con la coreada “El sol de verano”.
Lugar: Kafe Antzokia (Bilbao)
Fecha del evento: 08 de noviembre de 2014
Texto: Andeka