El Huercasa Country Festival celebraba este año su cuarta edición, y en este tiempo se ha ganado el primer puesto en cuanto a festivales de country nacionales se refiere. Con unas nefastas previsiones metereológicas que se manifestaron de pleno durante la jornada del viernes, la organización se vio obligada a cancelar el festival provisionalmente por motivos de seguridad, ya que las condiciones eran realmente desagradables y no parecía que fuera a haber gran mejoría durante las horas siguientes. Una lástima para los músicos, el público y para la propia organización, que resolvió la situación de la mejor manera posible y que acudió personalmente a las gradas donde nos refugiábamos de la tormenta (rayos y truenos incluídos) para comunicarnos que dadas las circunstancias no ibamos a poder disfrutar de Red Beard, The Cactus Blossoms, Will Hoge y Dale Watson & Ray Benson.
Tras la inevitable desilusión que una cancelación conlleva llegó la sorpresa del día cuando, sobre las 22:30 horas, nos encontramos a los mismísimos The Cactus Blossoms en la plaza de Riaza, bajo el hotel en el que se alojaban, dando un improvisado concierto acústico para todos los que allí nos congregamos.
El sábado a las 12:00 horas, como ya es tradición, muchos asistentes al festival y vecinos del pueblo se encontraron en la plaza de Riaza para la clase y maratón de Country Line Dance. Durante hora y media todo el mundo bailaba y aprendía los pasos de baile, bebía cerveza La Virgen o comía las míticas mazorcas de la empresa Huercasa, organizadora del festival. Después, el grupo afincado en Madrid ‘Cañones y Mantequilla‘ amenizó la velada con míticas versiones de country clásico de artistas como Johnny Cash, The Marcy Brothers, Creedence Clearwater Revival o Bill Monroe.
A las 7 de la tarde se abrieron definitivamente las puertas del campo de fútbol de Riaza. Inauguró la jornada el esperado maratón de Line Dance, en el que el público pudo disfrutar de 15 coreografías antes de que el maestro de ceremonias, Manolo Fernández, inaugurara el festival tras un emotivo discurso y diera la bienvenida al “estado independiente de Riaza”.
Con una formación de violín, contrabajo/bajo eléctrico, banjo, guitarra acústica y batería, la banda Young Forest abrió la jornada por petición solemne de un público que en la edición anterior les reclamó para actuar en el escenario principal tras verles actuar en el pueblo. Mientras la gente iba poco a poco acercándose al recinto, interpretaron en poco más de media hora alguno de los seis temas que componen su EP y otros como el que da nombre a su banda, ‘Young Forest’ o ‘Under the Rain’. Abrieron su setlist con la instrumental ‘Little Escape’, pasando por ‘Troy’, la tierna ‘As Mom Said’ (que aprovecharon para dedicar a sus madres, que se hallaban entre el público) y finalizando con ‘Lost’, que fue in crescendo hasta generar una ovación popular reclamando un nuevo tema que, lamentablemente, no tuvo lugar. Arropados por los maizales que decoraban el escenario, supieron dar un breve pero intenso show, muy recomendable para amantes del country-folk.
Y para puro country, J.P. Harris. Acompañado por The Tough Choices ofrecieron un brillante concierto rebosante de slides, armados con un Lap Steel Guitar, bajo, dos guitarras y batería. Comenzaron con ‘California Turnarounds’ de Jack Green y dieron un breve repaso de su último trabajo publicado ‘Home is Where the Hurt Is’ (2014) con temas como ‘South Oklahoma’ o ‘One for Every Day’. No olvidaron algunos de su LP de 2012 ‘I’ll Keep Calling’, tales como ‘Two for the Road’, ‘Badly Bent’, ‘I’ll Keep Calling’, ‘Just Your Memory’ o ‘Gear Jammin’ Daddy’, con la que cerraron. También rindieron homenaje a artistas como su amigo Red Simpson con ‘Happy go Lucky Truck Driver’, Terry Allen con su clásico ‘Amarillo Highway’, Mickey Newbury con ‘Why You Been Gone So Long’ o ‘Freeborn Man’ de Jerry Reed. Doce temas en 50 minutos de auténtico country americano, honky tonk a raudales muy disfrutable y de calidad.
Un orgulloso Manolo Fernández presentaba a Shooter Jennings, uno de esos artistas que vienen precedidos por la leyenda de su padre, Waylon Jennings, pero que no por ello ve eclipsada su fama sino que ha conseguido labrarse su propio camino y su propia identidad. Uno de los platos fuertes de esta edición del Huercasa, y primera confirmación del mismo. Con un poco de retraso apareció sobre el escenario con Waymore’s Outlaws, la banda que acompañó a su padre durante décadas. Un potente ‘Electric Rodeo’ marcó el comienzo de la actuación, que conservó su fuerza durante los 50 minutos que duró. Con una formación de violín, bajo, dos guitarras y batería ofrecieron temas como ‘Steady at the Wheel’, ‘Wild and Lonesome’ o las impresionantes ‘All of This Could Have Been Yours’ y ‘Manifesto No. 1’, abrumadoras y atmosféricas en las que Jennings hizo sonar su teclado. Dejaron para el final la alegre y festiva ‘4th of July’ y ‘Good Time Charlie’s Got the Blues’ de Danny O’Keefe, que no fue el único cover que sonó, porque a mitad del concierto nos asombraron con una versión mejorada y muy eléctrica de ‘The Door’ de George Jones, que enlazaron magistralmente con ‘Don’t Feed the Animals’. No tengo palabras para describir la intensidad de su directo, sólo espero su vuelta con ansia ya que, probablemente, es uno de los mejores conciertos que he visto este año.
El listón estaba realmente alto, pero Aaron Watson supo poner el broche final a una jornada mayúscula que no pudo tener mejor desenlace. El texano maravilló con un concierto impecable en el que un fantástico banjo dio ese toque country que los fieles al Huercasa tanto aman y por el que sienten pura devoción. Dieciséis temas sonaron en Riaza prácticamente del tirón durante una hora y cuarto de auténtica locura y diversión, con un Aaron Watson simpatiquísimo que dio lo mejor de si mismo. Comenzaron con tres canciones seguidas, ‘These Old Boots Have Roots’, ‘Freight Train’ y ‘Real Good Time’, a las que siguieron otras como ‘Raise Your Bottle’ (que Watson escribió a su padre) mientras el público alzaba su sombrero. Siguieron ‘3rd Gear & 17’ y ‘That’s Why God Loves Cowboys’. Watson bromeaba sobre su mujer y apuntaba que la canción que seguía, ‘That Look’, está basada en hechos reales. Su hit ‘Outta Style’ sonó impresionante y decidió ponerse emotivo para dedicar la siguiente canción a la hija que perdieron hace unos años, ‘July in Cheyenne’, acompañada por imágenes de rodeos en las pantallas. Enlazó con su temazo ‘Clear Isabel’, la divertida ‘Wildfire’ y ‘Getaway Truck’. Sacó con su móvil una foto para su madre antes de tocar ‘Bluebonnets’ para acto seguido subir al escenario a una cumpleañera niña que, muerta de la vergüenza, sujetaba el arco del violín mientras el violinista tocaba. Casi llegábamos al fin del concierto cuando nos deleitó con una versión del ‘Silver Wings’ del grandioso Merle Haggard, una de sus canciones preferidas. Tras los solos de la banda que le acompaña, a la que presentó miembro a miembro, el bajista decidió hacerse un cover del ‘Uptown Funk’ de Bruno Mars, finalizando su espectáculo con ‘Reckless’. Fueron momentos muy emotivos, y vimos a un Aaron Watson muy cercano y agradecido que terminó acercándose al público para regalar sus púas y lanzar besos a cada uno de los allí presentes. Estoy contando las horas para volver a verles.
Si tengo que hacer un breve resumen del festival diré que dispone de una magnífica organización que se preocupa de que el espíritu country brille como en ningún otro lugar, que gozan de un séquito de incondicionales que agradecen su esfuerzo y dedicación para que su fin de semana sea inolvidable. Donde los niños son bienvenidos a participar del espíritu americano y que disponen de una zona exclusiva para hacerles las horas más amenas. Unas dependencias bien organizadas en las que, salvo en la hora punta para disfrutar de un menú completo, no existen las infinitas colas que nos vemos obligados a sufrir en otro tipo de eventos. Donde los precios son populares y están al alcance de la mayoría. Un festival en el que la iluminación y el sonido funcionan, y en el que un montón de personal te atiende amablemente con una sonrisa en su cara. Incluso cuando amenaza un tiempo “de perros” su hospitalidad y comprensión es tal que te regalan un poncho con el que evitar mojarte. Un público de edad media-alta muy motivado y respetuoso que puede compartir la experiencia con sus menores. Porque cabe destacar que la entrada es gratuita hasta los 16 años, y eso es algo difícil de ver hoy en día. Los horarios se cumplieron prácticamente al minuto. Las gradas nos refugiaron del mal tiempo y aliviaron nuestro cansancio cuando más lo necesitábamos. Y, muy importante: sin solapes. Para que todo el mundo pueda disfrutar íntegramente de todos los conciertos sin tener los inconvenientes que hay en la mayor parte de los festivales en los que hay demasiada oferta musical sucediendo al mismo tiempo.
Muchos festivales deberían aprender del Huercasa Country Festival, al que es seguro que volveremos encantados el año que viene. Eso sí, rezaremos para que el tiempo no sea el causante del único inconveniente de un festival tan bien llevado. He caído enamorada del Huercasa. Así da gusto, chapeau.
Lugar: Riaza (Segovia)
Fecha del Evento: 7 y 8 de Julio de 2017
Texto: Zaioa López
Fotografías: Gaizka Narváez