Hoy es el gran día, hoy tenemos la joya de la corona, el colofón final, la guinda del pastel… con ustedes Chucho Valdés. Plas plas plas, aplausos.
Se que comienzo de una forma un tanto excitada…, pero es el resultado de la satisfacción más absoluta.
Empezaré por el princio. Entradas agotadas desde hacía tiempo. En el escenario el gran Chucho al piano (¿dónde si no?), Yelsy Heredia al contrabajo (¿dónde si no?, si, otra vez), Rodney Barreto a la batería y Yaroldy Abreu a la percusión.
Tuve la suerte de asistir a otro concierto de [link] Chucho en el homenaje a Irakere [/link], sin embargo este iba a ser bastante diferente, tanto por la cantidad de músicos como por el enfoque. Aquí me pareció mucho más cercano al público, casi como tocar para un grupo de amigos, algo menos formal, menos encorsetado.
Cuando Chucho empezó a tocar, la magia empezó a brotar de aquel piano. Parecía algo más que un simple piano, era una máquina capaz de hacerte llevar al éxtasis de una manera natural con tremenda facilidad.
Hablar de la maestría de Chucho es como decir que cada noche sale la luna, es una obviedad, pero su forma de tocar, casi como si el piano formara parte de su propio cuerpo es espectacular.
Tan pronto pasa del son cubano al clásico (en algún tema me recordó muchísimo a Rajmáninov), swing y lo que sea.
Esta noche además parecía muy relajado y contento, presentaba los temas y hacía alguna pequeña broma.
Si bien Chucho estuvo espectacular, no fueron menos el resto de músicos. Actuación destacable la de Yelsy. Puff! menudo nivel, menuda complicidad. Yelsy no sólo toca el contrabajo, tiene un carácter encima del escenario increíble, su energía se transmite y llega a cada persona del público. Su sonrisa, su forma de tocar y de moverse, su forma de animar…, todo ello no hizo más que añadir todavía más calidad y gusto, mucho gusto, a aquella noche mágica.
Con respecto a los otros 2 músicos, más de lo mismo. En la percusión y batería había ese “algo más”, no es que toquen bien, es que transmiten algo capaz de traspasar cualquier cosa que se les ponga por delante. En general 4 músicos que funcionaron como algo indivisible, una unidad.
En cuanto al repertorio, fue bastante variado, donde como no, primaron elementos cubanos y una mezcla de varios estilos a veces en el mismo tema. Danzón, bolero, clásico, swing neoyorkino, tango, andino y yo que se que más.
Por destacar alguna canción, ese tango que también tocó en el concierto homenaje a Irakere, donde mezcla varios estilos con una maestría al alcance de pocos.
Original versión del preludio Op. 28 No. 4 de Chopin a ritmo de bolero. Mucho más entendible y bonito a mi juicio que las versiones de Andrzej Olejniczak tocadas en este recinto días antes.
Muy aplaudida también Caridad amaro, conocida por la película “calle 54”.
En fin, podría citar todas, porque cada una de ellas fue un gustazo.
El concierto con el público bailando, animados por Chucho y un Yelsy pletórico que también se animó a bailar. Nadie quería que esto acabara.
Los aplausos fueron largos con todo el mundo en pie. De vuelta a casa con una sonrisa y un sabor de boca que durará un largo tiempo.
Lugar: Plaza Biotz Alai (Getxo)
Fecha del Evento: 2 de Julio de 2017
Texto y Fotografías: Gonzalo Cid
