El último día para el que esto escribe en el festival fue el viernes 15, lleno hasta la bandera, a la espera de la sorpresa de Kenny Barron y Dave Holland y con el convencimiento de que el jazz se espatarraría ante el desparpajo pop de Jamie Cullum.
Los primeros demostraron que, no siempre pero casi, menos es más. El piano de Barron desparramó quedo, sutil las más de las veces, persiguiendo las líneas de bajo que Holland marcaba con una mano izquierda espectacular en la digitación. Homenajes a Charlie Parker (“Segment”) y a Thelonious Monk (“In Walked Bud”) mediante, el duo se enfrascó en “batallas” de nivel, con los instrumentos campando solos o perfectamente imbricados dotando a los temas de multitud de capas que no perdían en ningún momento el hilo conductor de la contención. A mi me gustaron más cuando actuaron juntos, delicados y casi melancólicos, que enfrascados en solos, eso sí, nunca exentos de calidad. Pero eso son fobias mías, sobre todo con los de bajo, de las que este tipo de shows podría llegar a curarme, no en vano muchos de ellos me gustaron.
Jamie Cullum saltó a la palestra con la batalla ganada. El pabellón, lleno de gente dispar, con muchas féminas y muchos jóvenes, vio como el jazz se escapaba a borbotones para dar paso al pop rabioso de un Cullum hiperactivo que saltó desde su piano, pidió palmas, nos llevó a hacer la ola (…en fin), aporreó parches, cantó bien (a mi me encanta su tono cálido, de garganta curtida en mil batallas) y nos involucró en un espectáculo que si lo llevan a alguno de esos festivales de postín y poso pop lo peta fijo. Principió con las tonadas blues de Ray Charles (“Don’t You Know”) y la cosa rulaba fluída, con ecos a los funerales de Nueva Orleans, percusiones obsesivas (“The Same Things”) y trazos de scat. Las líneas de jazz se intuían en fraseos al piano, pero se perdieron en el marasmo rock, aun y cuando en el bis, con una “Gran Torino” extraordinaria (solo con su piano) demostró que sí lo tiene, cuando quiere claro. Cayeron todos sus éxitos y con “Mixtape” puso a botar a todo el pabellón, hombres, mujeres, viejunos, joveznos… Menos jazzy que hace 5 años, Cullum nos llevó al huerto otra vez. Si, además, sirve para que a alguien le pique la curiosidad por el jazz, bienvenido sea.
Lugar: Mendizorrotza (Vitoria)
Fecha del evento: 15 de julio de 2016
Texto y fotografías: Lorenzo Pascua