El jueves 14 nos acercamos a Vitoria a catar la parte más “clásica” de los tres días. Artistas ya vistos en años anteriores, Tom Harrell y Joshua Redman no fallaron, aunque a éste le faltó el aura de hace cuatro años que le llevó a estar más de tres minutos abrazado a su instrumento “soportando” la ovación que le dio el respetable.
Tom Harrell es un espíritu libre que no da una nota de más pero que lo hace dotándolas de una profundidad de sencillez apabullante. Su concierto, de hora y cuarto de duración con seis temas, fue un claro ejemplo de ello. Una sección rítmica fiel a los patrones del jefe, incluso en solos oportunos, que activó un paisaje en el que se desgranaban solos íntimos de Harrell y gradaciones al saxo. Sin instrumentos armónicos, el contrabajo de Ugonna Okegwo tejía armonías sobre las que Harrell y Ralph Moore (saxo) se sobraban para tejer melodías introspectivas que dotaban a los temas de un ritmo etéreo que se colaba por todas nuestras neuronas cerebrales. Temas largos y fluidos, suites en las que la improvisación se colaba exultante, de fraseos sugerentes al saxo, de música que navegaba sinuosa para desembocar en el caudal primitivo de una trompeta sutil, minimalista, que mascaba las notas. El concierto del festival.
Joshua Redman era el gran esperado tras una actuación estratosférica hace cuatro años, de las de recordar toda la vida. Aquella vez nos noqueó con sus Bad Plus y veníamos dispuestos, de nuevo, a hincar las rodillas del golpe y como acto de admiración. Para esta edición contaba con nueva formación (cuarteto) y se notó, aunque, no nos equivoquemos, el concierto fue estupendo aun sin los alardes pretéritos. Durante ochenta minutos se explayó con bop exultante de largos desarrollos, composiciones propias y virtuosismo al saxo que fluía ligero o se acercaba al abismo con la misma facilidad. Kevin Hays al piano tejió melodías sutiles que desembocaban ora en ritmos calientes (“Sweet Caroline”), ora en ritmos percusivos con el saxo, impetuoso, acelerando el ritmo (“Trust”). Éste dominaba pero fue, sin duda, en las baladas en donde la banda afloró en todo su esplendor. Así, “Borrowed Eyes” marcó el zénit del show, con el piano contenido al principio, un solo de bajo (Joe Sanders) al servicio del tema (éste sí que me gustó) y rematando Redman con un solo estratosférico que fue cogiendo fuerza según avanzaba. Volveríamos a catarlo sin ninguna duda.
Lugar: Mendizorrotza (Vitoria)
Fecha del evento: 14 de julio de 2016
Texto y fotografías: Lorenzo Pascual