El martes 15 de Abril tuve la ocasión de asistir al concierto que Joshua Edelman y sus colaboradores ofrecieron en “el Central”. Cuando me comentó que estarían allí toda la semana supe al instante que iría a verlos tocar.
Llegamos sobre una hora antes de que empezara. Había bastante gente y según se iba a cercando la hora de comienzo, el local empezó a abarrotarse e incluso se formó cola en la entrada.
Cuando uno va a ver un concierto de jazz, puede esperar un “esquema” típico: el grupo toca el tema, después cada músico toca un solo más o menos largo, otra vez el tema y fin de la canción. Si algo fue este concierto, fue de todo menos típico. Joshua no entiende la música como una demostración de virtuosismo sino como algo que tiene que transmitir sensaciones, sentimientos y hacer partícipe al público al que no quiere “meter una chapa”. No es que no hubiera solos, que los hubo, pero estaban dentro de un contexto equilibrado aportando un poco más a la música y al ambiente, sin tomar el absoluto protagonismo.
En realidad, el argumento del concierto era la presentación del último disco de Joshua, Manhattan Bilbao Jazz Zubia, un puente (Zubi) de culturas entre estas ciudades. Joshua absorbe la cultura de los lugares en los que vive o visita y eso se nota en su música.
La mezcla resultante es algo novedoso y único que engancha desde el principio. La formación de músicos tenía añadidos no habituales en estos contextos jazzísticos ya que a parte de instrumentos previsibles en este tipo de formaciones (contrabajo, batería, piano y trompeta) también estuvo presente una trikitixa y una guitarra clásica. Si no sabes los que es la trikitixa, la wikipedia te sacará de dudas.
A esto hay que añadirle 2 voces cantantes e incluso un poco de poesía. Ahora coge todos esos elementos, agítalos y observa el sorprendente cóctel resultante.
El resultado es una música que gusta también a la gente que no le gusta el jazz, como yo digo vulgarmente, es un jazz audible y entendible con melodías, armonías y sus complejidades pero no es un montón de notas que parecen salir de cualquier sitio y amontonadas. Una receta donde cada ingrediente está en su justa medida con especias que dan nuevos sabores.
Fue una experiencia oír en pleno centro de Madrid temas como Bizkaia Maite y una versión del Over the Rainbow en euskera. La reacción del público fue fantástica, era algo novedoso y distinto a lo habitual y creo que eso iba generando poco a poco más curiosidad por saber cómo iba a sonar el siguiente tema.
También se pudo disfrutar de “Nascimento” compuesto por Barry Harris (persona muy influyente en Joshua) interpretado por sus 2 hijos al piano. Sin duda 2 futuros grandes músicos.
Repasando a los componentes:
Joshua, al piano, presentando los temas y argumentándolos con historias. Tocando con elegancia y maestría.
Yelsy Heredia, un gran contrabajista con una sonrisa permanente que entra en trance en cuanto empieza a tocar.
Manuel Machado a la trompeta tocando melodías y solos muy melódicos con un sabor especial.
Nono García a la guitarra clásica, haciendo gala de su maestría al tocar acoplándose perfectamente a la formación y aportando mucho.
Moises Porro a la batería, que si bien no tuvo su momento de solo, hizo un trabajo excelente en cada uno de los temas.
Lara y Ana Sagastizabal, que aportaron las voces a los temas con sabor euskaldún.
Xabi Arakama a la trikitixa, tocando como si hubiera nacido con el instrumento pegado a los dedos.
Susana Santolaria interpretando poesía que añadió un toque más de color a la fusión de
culturas y sabores.
En definitiva una experiencia altamente recomendable que no os deberíais perder en cuanto tengáis ocasión. Podéis comprar su disco pero no perdáis la oportunidad de ir a un directo ya que cada directo es único y el ambiente es especial.
El miércoles día 30 de Abril Joshua tocará en la Fnac de Bilbao, ¡aprovecha!.
Lugar: Café Central (Madrid)
Fecha del evento: 15 de abril de 2014
Texto: gonzacid